Tiempo para ver nacer más escritores
Los Ángeles
A los 60 años, el poeta de origen mexicano Luis J. Rodríguez continúa utilizando la poesía y la palabra como herramientas transformadoras de la sociedad y como vehículos para ayudar a los jóvenes a elegir un camino más provechoso.
“Necesitamos tener voces de transformación y cambio”, aseguró Rodríguez. “Ése es mi destino, y lo que yo hago es ayudar y dar esperanza a los jóvenes y a quienes están encarcelados”, agregó.
La obra de Rodríguez está fuertemente marcada por su historia personal y familiar. Los padres del escritor se trasladaron de la localidad mexicana de Chihuahua a El Paso (Texas) antes de que él naciera.
Pero Rodríguez pasó la mayor parte de su infancia y adolescencia en las ciudades de Los Ángeles (California) y Chicago (Illinois), inmerso en el mundo de las drogas y en la violencia de las pandillas callejeras.
“Era drogadicto, tomaba heroína y estaba en la cárcel. Estaba metido bien grueso en la vida callejera de los años 60 y principios de los 70”, reveló el poeta, quien recordó que en aquellos hubo gente que lo quería ayudar y es facilitó su transformación.
“Necesitamos tener voces de transformación y cambio”, aseguró Rodríguez. “Ése es mi destino, y lo que yo hago es ayudar y dar esperanza a los jóvenes y a quienes están encarcelados”, agregó.
La obra de Rodríguez está fuertemente marcada por su historia personal y familiar. Los padres del escritor se trasladaron de la localidad mexicana de Chihuahua a El Paso (Texas) antes de que él naciera.
Pero Rodríguez pasó la mayor parte de su infancia y adolescencia en las ciudades de Los Ángeles (California) y Chicago (Illinois), inmerso en el mundo de las drogas y en la violencia de las pandillas callejeras.
“Era drogadicto, tomaba heroína y estaba en la cárcel. Estaba metido bien grueso en la vida callejera de los años 60 y principios de los 70”, reveló el poeta, quien recordó que en aquellos hubo gente que lo quería ayudar y es facilitó su transformación.
Tras pasar por varios centros penitenciarios para menores y adultos, todo cambió cuando el joven se sumergió en los libros de la biblioteca pública de Los Ángeles.
“La biblioteca era mi refugio. Quería ser escritor y siempre pensé que era mi destino, era mi pasión. Me gustaba mucho la poesía, sobre todo de los 60, la afroamericana, había mucha riqueza en esos tiempos”, señaló.
A los 25 años, Rodríguez se alejó de las drogas y la violencia, enderezó su vida, se formó académicamente y se dedicó a escribir.
A lo largo de su vida ha publicado numerosos libros de poesía, novelas y artículos, entre los que destacan sus memorias “La Vida Loca” (“Always Running, La Vida Loca, Gang Days in L.A.”, en inglés), en el que retrata su periodo como pandillero.
“Muchos de mis amigos están encarcelados de por vida y no pudieron salir”, explicó el autor, que también ayudó a su hijo Ramiro a salir de las pandillas.
El ferviente anhelo de Rodríguez de compartir libros, música y arte en general culminó con la creación del reconocido Centro Cultural Tía Chucha, en el Valle de San Fernando, que reúne a un alto número de asistentes en cada uno de sus eventos.
La próxima cita cultural organizada por Tía Chucha tendrá lugar el domingo, en el edificio de Pico House, situado en la histórica Placita Olvera de Los Ángeles, en la que habrá subastas benéficas y lectura de poesías.
“Vamos a presentar el mejor arte chicano de los últimos 40 años, bonitas pinturas y también tendremos un concierto de música único, con aspectos de rock, con dos miembros de la banda Quetzal y con uno de los miembros de The Doors (el baterista John Densmore)”, adelantó Ramírez.
El laureado escritor, que el año pasado recibió un reconocimiento del alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, también ofrecerá a los asistentes una lectura de sus poemas.
FUENTE: www.elnuevoherald.com
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